domingo, 7 de septiembre de 2014

Valientes equivocados

Me quedé cuando te fuiste,
llorando cada portazo,
y ahora que logré irme,
me agarras fuerte del brazo,
en un inútil intento
de querer retenerme a tu lado.
Pero yo ya alcé el vuelo
y, aunque supiste, ya no haces daño.
Y ahora que estoy tan lejos,
aun pudiendo parecer extraño,
se va cumpliendo lo que te dije
de que éste sería mi mejor año
(sin ser ni remotamente
como lo había imaginado).
Si te sirve de consuelo,
yo ya te he perdonado
y entendí que fuimos dos locos
compartiendo equipaje y pasado.
Pero todo aquello ya pasó,
nuestra función ha terminado,
como la de cada uno en la vida del otro;
ya fue, ya fuimos, ya se ha acabado.
Ahora podemos seguir
cada loco por su lado,
sin poder evitar sonreír
ni querer siquiera negarlo,
que esta vez, para aprender,
tuvimos que equivocarnos.

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