lunes, 8 de septiembre de 2014

Quererte

Quererte como pocas veces quise,
ahora que, al fin, me quiero tanto,
es la alegría de tenerte,
sin quererte retener
y deberte todos los abrazos
de todos aquellos clavos...
que siempre fueron tuyos.

Quererte a ti es quererte hoy,
y querer quererte, intuyo,
como siempre te quise, ante todos
y siempre con mucho orgullo.
Quererte es, por fin, la calma;
quererte es tan hermoso
como saber que será igual mañana,
como ver la verdad en tus ojos,
y querer reírme,
y hablar,
y perder el tiempo,
y no poder enfadarme,
y llorar de emoción
(todo eso contigo),
y que bajes andando,
pero subas en ascensor
conmigo
(por mí)...
y saberte a mi lado
y confirmarlo
cada día de mi vida.

Quererte es tener miedo
a no tener miedo a sentir,
a nunca más volver a dudar
ni caer, ni desconfiar, ni sufrir.
Quererte es saber
que, aunque no estés,
siempre estás;
volver a creer a ciegas
y tener en quien confiar;
y que tu confianza sea el mejor regalo
que me hayas podido dar.

Quererte es verte ganarle la partida
al mal humor de mis mañanas,
haciéndome reír
(o emocionándome hasta las lágrimas).
Quererte es llorar al saber
que has visto lo peor de mí
y, aun así, te has quedado
(que te hayas querido quedar
sin estar encadenado).
Quererte es encontrarte endulzando
mis sueños más amargos,
pues no hay mayor protagonista
que el mejor artista invitado.
Quererte es no acordarme
de cuando empecé a quererte
y aun así, desde entonces,
haberte querido siempre.

Quererte es hacerlo sin filtros,
porque no hay dudas ni confusiones;
quererte es compartirnos ideas,
proyectos, secretos, canciones.
Quererte es saber que sin saber
qué es lo que ahora nos viene,
suceda lo que suceda,
siempre voy a quererte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario