martes, 28 de febrero de 2012

La ironía servida

Mi echarte de menos
y tu estar tan ausente,
tu maldito silencio
y mis ganas de verte.
Y robarle unas dudas
a tanta indiferencia
y continuar jugando
a inventar la paciencia.
E ignorar que no aguanto,
que sin ti ya no puedo,
que el deseo me llama
a escribirte de nuevo.
Que me pierdo y perdida
en memorias, recuerdos,
las lágrimas acechan
al saberte tan lejos.
Y querer olvidarte es
no saber cómo hacerlo
sin tener tus palabras
apagando mis miedos.
La ironía servida,
ya lo voy entendiendo:
es estar condenada
a quererte en silencio,
encontrarte de noche
y saber que vendrás
siempre que yo lo quiera,
mientras que tú no estás.

B.J.
28-02-2012

jueves, 23 de febrero de 2012

Mientras estemos vivos

Hay veces que una canción nos transporta a otro tiempo, otro lugar; revivimos situaciones que creíamos olvidadas. Y ése es el momento cuando el más feliz de los recuerdos produce, paradójicamente, la más amarga de las sensaciones.

"No llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió."
-Gabriel García Márquez-

Ésta ha sido una de mis máximas siempre, siempre tan difícil de aplicar. Porque si aquello que aconteció es tan preciado como para querer conservarlo mientras estemos vivos, el recuerdo se nos antoja entonces insuficiente. Se va convirtiendo, a su vez, en el recuerdo de un recuerdo -idea que saqué de una película y que me pareció dolorosamente hermosa-. Y, de esta manera, a base de recodar, queda desdibujada la delgada línea que separa la realidad de lo que es, simplemente, producto de nuestra imaginación y de nuestro deseo.

"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió."
-Joaquín Sabina-

Y, ¿si realmente las cosas no pasaron como creemos? ¿Y si nuestra perspectiva de la realidad está mucho más condicionada de lo que pensamos? Si mi mayor miedo es vivir sin memoria, ¿realmente sería el temor de perder la capacidad inventiva? ¿Quién nos garantiza que no vivimos constantemente siendo titiriteros y, en ese juego, cada cual es quien nosotros queremos que sea? Esto me trae a la memoria otra pregunta:

"¿Quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido?"
-Andrés Calamaro-

Lo que pudo haber sido no existe. No obstante, eso no significa que tenga menos valor que lo que realmente fue. Al fin y al cabo, ¿qué nos hace más felices? Juguemos a soñar despiertos.

B.J.
23/02/2012

domingo, 5 de febrero de 2012

La mentira que siempre dijo una verdad

Yo soy sólo una mentira que jura no esperarte,
tan sólo un mar de dudas que no entiende tus mitades;
una lágrima perdida en la tenue oscuridad
de pensar que volverías y saber que no es verdad.
Pero hoy desperté con la ilusión y la alegría,
de quien sabe apreciar los detalles de esta vida,
el poder disfrutar de mis amigos y familia
y entender que, en realidad, no pesan tanto los días.
Ahora no soy mentira, reconozco que te espero,
con una sonrisa inmensa y los brazos abiertos.
Con los golpes de tu ausencia, aprendí que tu silencio
se va volviendo más débil, se va haciendo más ligero
a medida que lo olvido y poco a poco voy sintiendo
que es así como te aguardo, que es así como te quiero.

B.J.
Diciembre 2011 - 05-02-2012

jueves, 2 de febrero de 2012

Un, dos, tres... ¿Por qué te preocupas?


“Si tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y, si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?”

Esta frase la escuché hace tiempo, no me acuerdo bien en boca de quién. En su día no le presté demasiada atención, aunque parece ser que mi subconsciente sí lo hizo y hoy la recordé. Decidí buscarla en Internet y, por lo visto, se trata de un proverbio árabe.

Sea como fuere, he decidido aplicarlo. Para ello, me he marcado unas directrices:

  1. Intentar cambiar la situación que provoque malestar.
  2. Si no hay nada que se pueda hacer para resolverla, cambiar la actitud con que afrontarla.
  3. Tratar de poner freno a los malos pensamientos en cuanto aparezcan.
  4. Darle la importancia que se merecen aquellas pequeñas cosas del día a día.
  5. Llenarme de mensajes positivos.
  6. Creer que todo empieza por mí.
Me ha quedado demasiado “Fácil”, pero hoy prefiero pensar así. Empezaré con un: 

¿POR QUÉ NO? 
 Y que no haya respuesta que me convenza.

B.J.
02-02-2012

miércoles, 1 de febrero de 2012

Miércoles, catorce


Había sido un día horroroso para Mara y el dolor de cabeza no mejoraba las cosas. Así que decidió levantarse del ordenador y darse una ducha.

Mientras el agua caliente caía por su cara y se mezclaba con tantas lágrimas, una imagen se apareció de pronto: se imaginó desplomada en los brazos de Juan, llorando, contándole todo cuanto sentía y hallando la calma que le faltaba en sus brazos y sus palabras. Todavía no encontraba explicación a poder confiar tanto en una persona a quien conocía desde hacía tan poco tiempo y con la que apenas había hablado unas pocas veces.

- Sólo dos de verdad. – murmuró.

Se refería a esas conversaciones en las que hubo una implicación personal. Vaya si la hubo. Ahora ya no las podía olvidar y necesitaba a Juan ahí con ella, le necesitaba tanto… Y, tristemente, no podía hacer nada al respecto. Se había comprometido a esperar, pero los días iban pasando y nada sucedía. La desesperación comenzaba a apoderarse de ella.

Salió de la ducha y, mientras se secaba, no dejaba de sentir su ausencia y su silencio que, en ese momento, le dolían tanto. Se puso el pijama y se sentó frente al ordenador, que había dejado encendido para seguir hablando con una de esas pocas personas a las que podía contar todo. De hecho, aquellas lágrimas tenían su origen en una conversación previa con ella, su gran amiga Guadalupe, otra de las personas que, habiendo conocido en los últimos meses, se había convertido en alguien imprescindible para Mara.

Guada, estoy muy cansada, mejor me voy a dormir. Mañana será otro día. ¡Que descanses!”, escribió en la ventana de diálogo del Messenger.

Se quitó el pijama y se metió en la cama. Tomó su iPhone con la mano izquierda y comenzó a escribir un borrador en que se dirigía a Juan y se desahogaba. Un borrador que nunca habría de llegar a destino.
B. J.
01-02-2012