martes, 31 de enero de 2012

Veinticuatro octubres

Al primero jugábamos a llenar un baúl,
en el cuarto abrí los ojos y ahí estabas tú;
habíamos cambiado, por el rojo, el azul,
sin caer en la cuenta de que todo era luz.
Seis días por delante, veinticuatro años conté,
una tarde y una noche que jamás olvidaré.
Lo que se iba disfrazando de triste despedida,
fue el inicio de un valioso regalo de la vida.
Fue una tarde de aquéllas en que el frío me encontró;
fue la espera y no saber ni querer decir adiós. 
Fui sonrisa al mirarte y, de pronto, fue el calor;
fuiste sorpresa al verme, yo lo sabía y tú no. 
Fueron pocas palabras, fue a nacer una ilusión;
fue buscarte y tú encontrarme; fue no decir que no. 
Fue una carta con respuesta en una conversación,
fue un día caprichoso que temprano anocheció. 
Y tú siempre me miraste y yo nunca más te vi,
adivinaste mi verdad, aunque jamás te mentí.
Y yo nunca más lo supe, y tú siempre lo supiste, 
como nunca más te fuiste, como nunca más volviste.
B.J. 
30/31-01-2012

domingo, 29 de enero de 2012

Uno

Una lluvia me detiene,
me recuerda tus palabras
y me escondo en esta noche
tantas veces olvidada.
Voy tejiendo con mi mente,
poco a poco, una esperanza,
que me aleja de la vida
que me encuentra siempre al alba.
Voy creando ilusiones
que me mantienen anclada
a todos estos recuerdos
que me acercan a la nada.
Hoy soy todo lo que sueño,
lo que no seré mañana
eso que, cuando amanezca,
se quedará entre las sábanas.
Y se me ocurre pensar
como siempre, aquí en la cama,
que lo que es tan irreal
es aquello que me salva.
Aunque no vea el final,
tristemente, se me acaban
tus abrazos, tu sonrisa,
y todas esas palabras
que la lluvia me recuerda
en esta noche estrellada.
Y esa lluvia me detiene
y se pierde entre mis lágrimas,
y ahora entiendo una verdad
que me hiere y se me clava:
ahora sé que nunca tuve
ni siquiera tu mirada;
sólo queda el falso invento
de creer que la distancia
pondrá freno a esto que siento
y que no encuentra palabras.
Que no cesa de dolerme
porque ya no tengo nada,
ni siquiera la ilusión,
ni el dolor de la esperanza
de creer que tú vendrías,
de pensar que te importaba...
Hoy me siento tan vacía,
que me pesa hasta el alma.
B.J.
20-12-2011